Cómo encontrar el mejor disfraz para Halloween

Halloween

Halloween saca el lado más creativo que tenemos, porque es ese día del año en el que da igual si eres tímido, si no te gusta disfrazarte o si te da pereza preparar algo, al final, siempre acabas participando. Sí o sí. Y, si no lo haces, te entra un poco de envidia cuando ves a la gente pasándolo bien desde la distancia.

Pero claro, una cosa es tener ganas, y otra es saber cómo encontrar el mejor disfraz sin morir en el intento. Porque parece fácil, pero entre la falta de tiempo, los precios, y las ideas que se te ocurren a última hora, el proceso puede ser un caos total.

El truco es disfrutar el proceso. Encontrar algo que te haga sentir cómodo y que además te saque una sonrisa ya es suficiente. No hace falta gastar mucho dinero ni complicarse, solo un poco de ingenio, algo de organización y ganas de divertirse.

 

Mirar primero en lo que ya tienes

Antes de lanzarte a comprar o buscar por internet, mira tu armario. A veces creemos que no tenemos nada útil, pero si revisas con calma seguro encuentras algo que puede servir de base. Una camiseta vieja, una chaqueta rara, un sombrero que nunca usas, un abrigo largo… con un poco de imaginación puede convertirse en parte del disfraz perfecto.

Una vez encontré una falda de cuadros que no me ponía desde el instituto y la convertí en el inicio de un disfraz improvisado. Solo con eso, un maquillaje sencillo y unas medias rotas ya tenía un look medio terrorífico sin gastar nada. No hay que subestimar lo que uno ya tiene en casa.

También puedes revisar cosas de tus amigos o familiares. Si tienes confianza, proponles un intercambio. A veces ellos tienen algo que ya no usarán y tú puedes aprovecharlo. Es una forma divertida de crear un disfraz distinto y de paso reírte con las ocurrencias de cada uno.

Y si lo piensas, usar lo que ya tienes tiene una ventaja enorme: es gratis. Y en estas fechas, cuando los precios suben en todas partes, ahorrar un poco nunca viene mal.

 

Buscar en tiendas locales

Vale, si después de revisar tu casa ves que no tienes nada útil, las tiendas locales son una gran opción. No solo apoyas al comercio de tu zona, sino que además puedes ver los disfraces en persona, probarte tallas y comprobar materiales. Y a veces, hablando con el personal, te dan ideas que ni se te habrían ocurrido.

Hay tiendas pequeñas que sacan su stock de Halloween durante esas semanas, y si vas con tiempo, encuentras cosas originales. Los accesorios suelen ser lo primero en desaparecer: pelucas, máscaras, maquillaje, capas. Así que conviene no dejarlo para el último día.

Otra idea es mezclar cosas. Por ejemplo, una camiseta de una tienda, un accesorio de otra, y al final terminas con un disfraz completamente tuyo, sin que nadie lo repita. Y eso da puntos extra, porque ser original en Halloween es casi un reto.

Además, muchas tiendas hacen descuentos o promociones esos días, y si preguntas con simpatía, a veces hasta te dejan probar combinaciones raras.

 

Explorar en internet

Internet está lleno de páginas con disfraces de todo tipo, pero también de fotos engañosas. El disfraz puede parecer espectacular en la imagen y luego, cuando llega, es un trozo de tela arrugada que no se parece en nada.

Por eso, lo mejor es leer opiniones y mirar fotos de otros compradores. Hay webs que tienen secciones de comentarios con imágenes reales y eso ayuda muchísimo a decidir. También es importante revisar el tiempo de envío, sobre todo si compras fuera de tu país. No hay nada peor que esperar semanas y que el paquete llegue el día después de Halloween.

En internet también puedes encontrar ideas para hacer tus propios disfraces. Hay tutoriales sencillos que te explican cómo montar algo con ropa normal o materiales baratos. Incluso si decides comprar algo, puedes personalizarlo para hacerlo más tuyo. Cambiarle un accesorio, modificar el color o añadir algún detalle marca la diferencia.

Desde La casa de los disfraces, una tienda especializada que siempre está al tanto de estas cosas, recomiendan algo que me pareció muy sensato: “antes de comprar, piensa en si el disfraz te permitirá moverte, comer y hablar con normalidad”.

 

Hacerlo tú mismo (aunque no seas manitas)

No hace falta ser experto en manualidades para crear un disfraz decente. A veces, con una camiseta vieja, un poco de pintura y algo de cinta adhesiva puedes inventar algo divertido. El punto está en no tomártelo demasiado en serio.

Si no sabes por dónde empezar, hay muchas ideas fáciles: usar cartón, ropa vieja, telas que ya no uses o maquillaje sencillo. Incluso puedes buscar inspiración en redes sociales, donde la gente comparte cosas increíbles hechas con casi nada.

Lo bueno de hacerlo tú mismo es que el resultado siempre es único. Nadie más llevará lo mismo que tú. Y además, cuando la gente te pregunte de dónde lo sacaste, puedes decir con orgullo: “lo hice yo”. Es una pequeña satisfacción que vale más que cualquier disfraz comprado.

Eso sí, si decides hacerlo por tu cuenta, intenta no dejarlo para la noche anterior. Puede parecer una buena idea, pero luego te encuentras con la pistola de silicona caliente a las tres de la mañana intentando pegar algo que no encaja. Créeme, no vale la pena el estrés.

Y si te da miedo que no te quede bien, no pasa nada. La mayoría de la gente en Halloween no busca perfección. Lo importante es que transmita una idea y que te sientas cómodo. A veces los disfraces más simples son los que más triunfan.

 

Pedir prestado o intercambiar con amigos

Otra opción que me encanta es intercambiar disfraces con amigos. Todos tenemos ese disfraz que usamos una vez y que luego quedó guardado en el armario. En lugar de comprar uno nuevo, ¿por qué no hacer una especie de trueque? Es divertido, barato y además ayuda al planeta.

Puedes organizar una mini reunión con tus amigos antes de Halloween, llevar lo que cada uno tenga y probar cosas. A veces salen combinaciones inesperadas. Y si sois de tallas parecidas, las posibilidades son infinitas. También puedes pedir accesorios sueltos: una peluca, unos guantes, una capa…

Además, probarte cosas en grupo siempre es más divertido. Te ríes, das opiniones, sacas fotos y ya empiezas a meterte en el ambiente. No hace falta gastar una fortuna para pasarlo bien. Lo importante es que el disfraz te represente un poco y te haga sentir cómodo.

Y si tienes varios eventos (porque a veces no hay solo una fiesta), cambiar o combinar partes de los disfraces entre tus amigos te da la sensación de estrenar algo sin tener que comprar más. Es una forma muy práctica de ser original con poco presupuesto.

 

No olvidar los detalles

Un buen disfraz no solo depende de la ropa, sino de los detalles. A veces un maquillaje bien hecho o un accesorio pequeño marcan la diferencia. Un poco de pintura en la cara, un toque en el pelo o incluso la forma en la que caminas o hablas pueden hacer que tu personaje cobre vida.

Hay quienes creen que disfrazarse es solo ponerse un traje, pero en realidad, lo divertido está en meterse en el papel. Y no hace falta hacerlo de forma exagerada. Solo con unos gestos o una actitud distinta ya cambia la cosa.

Si usas lentillas de colores, asegúrate de comprarlas en lugares seguros y revisa la fecha de caducidad. Y si vas a maquillarte, prueba los productos antes para evitar reacciones raras. Parece un detalle menor, pero tu piel te lo agradecerá.

Los complementos también ayudan mucho: collares, gorros, bastones, guantes, botas, medias… incluso algo tan pequeño como un broche puede hacer que el conjunto se vea más completo.

Y no te olvides de la comodidad: vas a estar varias horas con ese disfraz, así que elige algo que te permita moverte sin sufrir.

 

Disfrazarse sin gastar demasiado

Halloween no tiene por qué ser caro, hay mil maneras de disfrutarlo sin dejarte medio sueldo. Además de buscar en tu casa, tiendas locales o hacer intercambios, puedes combinar ropa normal con detalles temáticos. Una camiseta negra, unos pantalones rotos y un poco de maquillaje pueden funcionar perfectamente.

También hay mercadillos y tiendas de segunda mano donde puedes encontrar tesoros por muy poco. Con un poco de paciencia, puedes encontrar piezas que te sirvan para este año y los siguientes.

Otra idea es reutilizar disfraces de años anteriores y darles un toque distinto. Añadir un accesorio nuevo o cambiar el maquillaje puede transformarlo por completo. Lo importante es no sentir que necesitas comprar algo nuevo cada vez.

A veces la mejor parte de Halloween no es tener el disfraz más caro ni el más elaborado, sino disfrutar del proceso de hacerlo o buscarlo. La creatividad siempre vale más que el dinero en estas cosas.

 

Lo que realmente importa en Halloween

Al final, todo esto de los disfraces es una excusa para pasar un buen rato. Puedes tener el traje más sencillo del mundo y aun así divertirte más que nadie. Lo que hace especial esa noche no es el disfraz, sino el ambiente, la gente, las risas y las fotos que quedan después.

No hay que tomárselo tan en serio. Si tu disfraz no es perfecto o si se te cae una parte a mitad de la noche, da igual. Nadie está juzgando, todos están intentando pasarlo bien.

Lo importante es que te sientas bien con lo que llevas, que te rías de ti mismo y que disfrutes. Porque de eso va Halloween: de jugar un poco, salir de la rutina y pasarlo bien sin preocuparte tanto.

Así que, la próxima vez que te toque buscar un disfraz, recuerda que no hace falta hacerlo perfecto. Solo hace falta hacerlo tuyo.

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