Hace poco me timaron con algo con lo que estaba bastante ilusionada, y aunque al final todo se solucionó bien y lo acabé celebrando con mis amigas y gracias a la deliciosa comida que nos pusieron los profesionales del catering de Ourense A morena, la verdad es que quiero compartir con vosotros esta experiencia horrible para que sepáis cómo actuar en caso de que os suceda lo mismo. Allá va la historia del día en que una empresa de Oviedo quiso timarme con los muebles de mi salón.
Pues bien, hace un par de años me compré un pequeño piso en mi ciudad, y claro, cuando haces ese tipo de gastos, y más una persona sola, el luego tener que ponerse a amueblar se hace muy cuesta arriba para cualquier bolsillo, así que estuve esperando un poco para ponerme manos a la obra. Estaba convencida de que era mejor esperar que comprar a lo pobre, es decir, gastando más: primero adquieres una pieza para salir del paso y al final acabas gastándote más ya que luego cuando tienes el dinero pagas por el mueble que tú querías. Y así fue cómo tardé dos años en buscar los muebles para el salón.
Lo que sí tenía claro cuando comencé la búsqueda es que quería unas piezas que fuesen conmigo, de estilo romántico y clásico, y a ser posible en color blanco italiano. Esas modernidades del estilo nórdico que tanto se llevan ahora no van para nada conmigo, hacen que las casas parezcan un poco impersonales. Y al final no dejan de ser modas, así que es mejor amueblar al gusto de cada uno, que normalmente es algo que dura para siempre.
Esto supuso un gran problema para mí, ya que cada vez que iba a una tienda de muebles buscando unas piezas muy concretas me encontraba con que en exposición no tenían nada más que las tendencias del momento. De esta manera empecé entonces a buscar muebles a través de internet y di con una página web en Oviedo que vendía un mueble de televisión y una librería que eran muy de mi gusto. La verdad es que no sospeché para nada de que tuviesen todavía unos muebles que la fábrica que los hacía los había montado seis años atrás. Pensé que simplemente les quedaría algo de stock bien a ellos a la fábrica.
Como las medidas no se adaptaban muy bien a aquello que buscaba, me decidí a preguntarles si podían estrechar un poco la librería y añadirle esa parte al mueble de televisión, así como darles el tono de blanco que ya tenía mi mesa de comedor, que había comprado un par de meses antes. Me dijeron que sí, que no había problema ninguno, y me explicaron que para hacer el encargo debía pagar el cincuenta por ciento de los muebles más el otro cincuenta por ciento de ellos para que saliesen del almacén, es decir, antes incluso de haberlos visto.
Todo al revés
Por supuesto, no salió nada bien. Cuando los muebles llegaron a mi casa el color se parecía al de la mesa como un huevo a una castaña. Mientras la mesa tenía el blanco crema que había pedido, los muebles eran de blanco nuclear, parecían incluso deslumbrar a la vista. Asimismo, al seguir abriendo los paquetes lo que había en el interior de ellos tampoco tenía nada que ver con las fotos que esta gente publicitada en su página web. Y la calidad, además, era pésima. Venían rotos por todas partes, con una madera muy mala y mal acabados.
Intenté llamarlos para que directamente me los retirasen y, conocedores del timo o chapuza que me habían intentado colar, no respondían al teléfono, de forma que corría el tiempo hasta que finalmente respondieron a un correo electrónico en el que decían que eran productos solicitados a medida y que por lo tanto nada podían hacer. Y todo esto es falso, una mera forma de lavarse las manos.
Entonces decidí ir a la Oficina de Consumo. En cada ayuntamiento existe una y también las hay a nivel de comunidad autónoma. Aquí fue donde más ayudaron y a donde os recomiendo ir cada vez que os ocurra algo similar en lugar de entrar a perder el tiempo a discutir con la persona que no cumple. Me explicaron lo mismo que yo entendía que había ocurrido pero bajo el amparo de la legalidad: que los muebles eran a medida pero que no eran lo que yo había pedido, de forma que habían hecho un incumplimiento de contrato, y que por lo tanto tenía 14 días para revocar el mismo, independientemente de que el establecimiento dé otro plazo.
Es más, desde el momento en que ellos atienden la reclamación (bien contestado a mi correo o por teléfono), esos plazos quedan totalmente suspendidos.
Cuando comenté a la empresa de Oviedo cómo había procedido, debieron de asustarse sabiéndose perdedores en el pleito porque enseguida intentaron dar soluciones. Pero la que me ofrecieron no era correcta: me pedían que enviase los muebles pagando yo los portes pero retirando la denuncia en Consumo, de forma que me quedaban sin dinero, sin muebles y con el pago de los portes restado también a mi cuenta, así como sin el derecho a reclamar en caso de no cumplir con la devolución. Les dije que no lo aceptaba, ya que ellos a mí me habían hecho pagar sin ver los muebles y que, por lo tanto, al reclamar el precio de los muebles, que era inferior a dos mil euros, lo mínimo que se necesita para demandar con un abogado, pondría una denuncia en el juzgado y seguiría con la de Consumo.
Aquí fue donde entraron en razón y me devolvieron mi dinero. Mi consejo es que no os echéis atrás si os timan, que no dejéis pasar el tiempo y acudáis a una oficina pública como esta donde os asesora de manera gratuita e incluso se imponen sanciones a este tipo de establecimientos, que ante el miedo a que eso suceda entrar en razón.