Una de las cosas que más nos pueden llegar a desesperar en invierno son las humedades en techos y paredes. Cuando aparecen nos indican que algo está mal en nuestra casa, pero no sabemos muy bien cómo solucionarlo. Te explicamos en este artículo por qué surgen y cómo las puedes resolver.
Las humedades suelen aparecer con más frecuencia en invierno por la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior de la casa. Las partículas de vapor de agua presentes en el ambiente, al ascender hacia el techo y enfriarse, tienden a volverse líquidas. También, durante estos meses, se evidencian problemas en los edificios como posibles grietas y bolsas de agua.
Las humedades no solo tienen un efecto estético, sino que son perjudiciales para la salud. La formación de un ambiente húmedo en techos y paredes crea un caldo de cultivo propicio para la aparición de moho y la concentración de bacterias. Aunque mantengamos nuestra casa limpia, generan un espacio insalubre que puede producirnos enfermedades que afectan a nuestro cuerpo por vía respiratorias o dañando a nuestros músculos, huesos y articulaciones.
Algunas personas deciden resolver las humedades echando mano de remedios caseros. Otras, se ponen en contacto con profesionales para solucionar el problema de raíz. Como Antonio López, que tiene un apartamento en el Cabo Huertas y contactó con Planit, un estudio de arquitectos técnicos de la ciudad expertos en el tratamiento de humedades en Elche, que le ayudaron a solucionar un problema que tenía con el moho en las paredes y que cada invierno volvía a aparecer.
Hay quienes opinan que las humedades son una consecuencia de la mala construcción de los edificios. Esto solo es así en un ínfimo porcentaje de los casos. Son varias las causas que pueden hacer que las humedades rezumen con el tiempo.
¿Por qué aparecen las humedades?
La revista de decoración y hogar El Mueble señala tres causas principales que provocan la aparición de humedades:
- Condensación.
Esta es una de las causas más habituales. Este fenómeno poco tiene que ver con la calidad de los materiales de construcción, si no más bien está relacionado con la ventilación de las estancias.
La condensación se debe al efecto que hemos mencionado anteriormente de la diferencia térmica entre el interior y el exterior de los hogares. Si nos damos cuenta, cuando hace mucho frío en la calle y tenemos la calefacción encendida, es normal que se nos empañen los cristales. Esto es porque por el calor que hemos generado en casa, existen partículas de vapor de agua suspendidas en el ambiente. Al chocar con el cristal de las ventanas, que retienen algo de frío del exterior, el vapor empaña el vidrio.
También nos pasa cuando nos duchamos con agua caliente. Cuando salimos de la ducha, el cristal del baño queda empañado.
Aunque no nos demos cuenta, sucede igual con las paredes y techos de nuestra casa. Por sus características, estas no lo evidencian con tanta facilidad. Cubrimos las paredes de los cuartos de baño con azulejos, entre otras cosas, para protegerlas de la humedad producida por condensación de agua.
Que se generen humedades por condensación en las paredes de las casas es un fenómeno físico natural. Normalmente, se puede evitar con una correcta ventilación del hogar. Es recomendable abrir las ventanas de la casa durante unos minutos, todos los días, aunque estemos en invierno. Si la habitación es interior, es necesario proveerla de algún sistema de ventilación artificial.
Las casas que permanecen cerradas durante mucho tiempo suelen presentar problemas de humedades por esta razón.
- Filtración.
Estas son grietas que se han ido formando en la construcción del edificio, por las cuales se va filtrando agua de lluvia o pequeñas goteras de pisos superiores. Descubrir el origen de la filtración puede llegar a ser una tarea altamente complicada. Si se ha abierto una pequeña grieta en el tejado, por la cual entran algunas gotas de lluvia, estas se abrirán camino por aquellas fisuras que el agua vaya encontrando a su paso.
Uno de los problemas que entraña este fenómeno es que, en ocasiones, el agua filtrada se va acumulando en pequeños charcos interiores que terminan traspasando los techos o la parte superior de las paredes.
No existe una relación mecánica entre la localización de la humedad y su origen. Si nos ha aparecido una humedad de este tipo en el techo del salón, no tiene por qué estar originada en el piso del vecino de arriba.
Esta es la razón por la cual pueden aparecer goteras en la segunda planta de un edificio de 6 alturas, que se manifiestan los días de lluvias torrenciales. Para prevenirlas, en las casas antiguas, se solía revisar el tejado una vez al año.
- Rotura de tuberías.
Digamos que esta es la causa de humedades más evidente. Si se produce una fuga de agua, por pequeña que sea, tanto en una tubería de aprovisionamiento como en un bajante, es normal que el agua se acumule en el interior del edificio, generando humedades.
Si la rotura es grande, la humedad será casi instantánea y se producirá justo en la superficie colindante. Si la fisura es diminuta, casi imperceptible, el agua efectuará un comportamiento similar al de una gotera por filtración.
En las tuberías antiguas, fabricadas con plomo, era habitual que con el tiempo se fueran formando fisuras que presentaban pérdidas de agua. En la actualidad, con las tuberías de P.V.C., basta con que una junta no esté bien sellada, que ahí nos puede aparecer una fuga.
¿Son efectivos los remedios caseros?
Está claro que cuando nos aparece una humedad en casa, no podemos raspar la pared o el techo y pintar encima. Necesitamos reparar la superficie afectada, puesto que la humedad sigue presente. Con este fin, el hombre ha ideado toda una serie de remedios caseros para salir del paso.
El periódico digital El Nacional.cat nos habla de uno que, según ellos, es mano de santo. Se trata de rociar con un espray, una solución formada por tres partes de agua y una de lejía. Después de hacer la mezcla en un recipiente, rellenamos un dosificador vacío de limpiador multiusos o limpiacristales. Con el espray rociamos el remedio sobre la mancha y frotamos suavemente con un estropajo. La lejía eliminará las bacterias o el moho que se ha formado con la humedad. Una vez seca la mancha, podemos volver a pintar, camuflando el efecto del deterioro.
Otro remedio utilizado frecuentemente por algunas amas de casa es el de mezclar bicarbonato sódico con agua. Con estos ingredientes elaboraremos una pasta con la que cubriremos las manchas. Con el mismo barreño en el que hemos hecho la mezcla, extenderemos la pasta sobre toda la mancha, ayudándonos de una esponja. Dejaremos actuar durante 15 minutos, para que el bicarbonato seque la humedad. Pasado ese tiempo, frotaremos con un cepillo suave. A este efecto, nos puede servir un cepillo de dientes usado. Finalmente, enjuagaremos el techo o la pared con un poco de agua limpia, para eliminar cualquier resto de bicarbonato, y secaremos la superficie con un trapo.
Tenemos que tener claro que si bien estos remedios pueden ser efectivos, no dejan de ser una tirita en la herida. Atajan los síntomas, pero no resuelven el problema. Si la humedad está ocasionada por una causa estructural, esta volverá a aparecer con el tiempo, mientras no se resuelva el problema de fondo.
La solución de los profesionales.
Como hemos visto, las humedades son un problema serio. Compromete la salud de los habitantes de la casa. Por tanto, no nos las podemos tomar a la ligera. Para eliminarlas definitivamente necesitamos ayuda profesional.
En este caso, la mejor alternativa es recurrir a una empresa especializada, dirigida por un arquitecto técnico y formada por personal cualificado. El primer cometido de este equipo es descubrir el origen de la humedad, para poder resolver el problema de una vez por todas.
Esto, en ocasiones, requiere una interpretación de los planos del edificio, así como la revisión de los puntos débiles y el testeo de las infraestructuras para despejar posibles causas.
El proceso de investigación es determinante. Una vez detectado el problema, se procede a solucionarlo. No debemos tener miedo a hacer reformas y mejoras en nuestro hogar. Piensa que si esto no se hace así, las humedades volverán a aparecer tarde o temprano. Las humedades, como otros deterioros no abordados, son acumulativas. Cuanto más tiempo tardemos en afrontarlas, más daño ocasionan al edificio, llegando a afectar incluso a elementos estructurales.
Es normal que los edificios se vayan desgastando por el uso. Pueden presentar problemas como humedades, que en un principio no existían o no eran tan evidentes. “Ciutat Vella”, el centro del casco antiguo de Barcelona, en los años 20 representaba la vanguardia en la canalización de agua y gas natural en toda España. En las últimas décadas, se han tenido que cambiar todas las tuberías, puesto que suponían un peligro para los vecinos.
El tratamiento de las humedades es una cuestión básica en la habitabilidad de los edificios. Abordarlas de forma consecuente e integral es fundamental para que podamos vivir con seguridad en nuestros hogares.