Soy extranjero y así he podido abrir mi propio restaurante en España

Hay gente nacida para los retos. Podéis ser cualquiera de vosotros o vosotras… o podéis conocer a alguien que se encuentre siempre en esta tesitura y que esté siempre en busca de superarse a sí misma. Una de las cosas que ponen de manifiesto esa voluntad de superar retos tiene que ver directamente con emprender. Dar vida a una empresa es una de esas cosas que, desde luego, suponen un reto absoluto para la persona que se muestra interesada en hacerlo. Pero no es algo fácil ni mucho menos. Los riesgos son muchos y no cabe la menor duda de que las cosas no siempre van a salir como queremos.

¿Qué puede salir mal? Pues que nuestro negocio no atraiga de primeras a todos los clientes que hemos pensado, que incurramos en pérdidas, que nos hayamos equivocado a la hora de fabricar un modelo de productos y no otros… Pero eso son cosas que se pueden corregir con una campaña de marketing, con un estudio de mercado previo, con ofertas que atraigan la atención… Hay muchas maneras de darle vida a un negocio y siempre es posible revertir una situación en la que partamos con cierta desventaja.

Imaginaos ahora lo que debe ser correr con todos esos riesgos… si emprendemos en un país que no es el nuestro. Cuando una persona se traslada a vivir a otro país, son muchas las cosas que debe tener en cuenta y que van a cambiar en su vida. Primero tendrá que aclimatarse a la vida en esa zona del mundo y después deberá comprender cómo es la gente de allí para involucrarse en la sociedad. Si además de eso, pretende emprender, esa persona tendrá un mérito tremendo ya no solo por el hecho de estar arriesgando, sino por haberlo hecho saliendo de su zona de confort.

Estamos hablando de una situación que puede ser más habitual de lo que podemos llegar a pensar. Así lo manifiesta una noticia publicada en la página web del Diario Abierto que dice que el 80% de los emprendedores estudia en alguna ocasión salir al extranjero. No cabe la menor duda de que expandir nuestro negocio o abrir un nuevo negocio más allá de nuestras fronteras es algo que nos puede resultar interesante desde el punto de vista económico y que puede ayudarnos a conseguir algunos de los objetivos que nos hemos marcado previamente. Eso es lo que incita a mucha gente a plantearse esta cuestión.

La situación también es similar a la inversa: son muchos los extranjeros que se lanzan a emprender en España. De hecho, de acuerdo con una noticia que vio la luz en la página web autónomosyemprendedor.es, son cada año 20.000 las personas que se encuentran en esta tesitura. Es algo positivo en nuestro país puesto que ayuda a que se generen puestos de trabajo, algo que nos viene de perlas y que ayuda a que se alimente el consumo por un lado y a que haya cotizaciones por el otro. Que haya empresas en un territorio es algo que nos interesa con independencia de si están regidas por personas de nacionalidad española o de otra diferente.

Os he contado todo esto como paso previo a hablar de mi situación personal. Soy de origen argentino y llegué a España hace alrededor de un año. Ya sabéis cómo funciona mi país en términos económicos: nunca hemos terminado de ser una potencia ni siquiera en Sudamérica. Hay mucho desempleo y la pobreza es algo que nos caracteriza a muchas familias, por desgracia. Como consecuencia, hay mucha gente que ha tenido que salir de Argentina y lo cierto es que España es una de las naciones que mejor nos ha tratado siempre. Por eso elegí venir aquí.

Lo primero que hice al llegar fue buscar trabajo. Tenía experiencia en el negocio de la hostelería de mi país, así que decidí empezar a buscar empleo en bares y restaurantes de varias ciudades y municipios cercanos a Málaga, que es la ciudad a la que vine. Lo primero que me sorprendió fue ver que las cosas tampoco estaban especialmente bien aquí. Muchos de los dueños de esos bares y restaurantes me decían que todavía estaban pagando las consecuencias de una crisis económica como la que ocasionó la llegada del coronavirus.

Pude encontrar algo de trabajo después de unos meses y empezar a ganarme la vida en este país. Tengo que decir que, desde el principio, me gustó hacerlo en un país como este porque se nota que hay mucha gente que tiene devoción por ir a bares y restaurantes para disfrutar del ambiente que se vive en ellos. Empecé a conocer la manera de trabajar que tienen muchos de los negocios de hostelería de España y empecé a sondear la posibilidad de abrir mi propio negocio para combinarla con alguna de las técnicas que aprendí en Argentina.

Para poder montar un negocio en España siendo extranjero sabía que tendría que recorrer ciertos trámites. Sabía que se necesitaba una autorización pero no sabía exactamente en qué consistía el proceso, así que obtuve toda la información que pude y decidí ponerme en manos de expertos en la materia. En mi caso, decidí hacerlo con Nostrum Legal y así comencé a obtener todo lo que necesitaba para dar inicio a un proyecto que me ilusionaba muchísimo: mi propio restaurante.

Una vez que obtuve la autorización, me tuve que poner manos a la obra con todas las cosas que están orientadas a abrir un restaurante, que fueron las siguientes (y que, además, están en orden cronológico).

  1. Tenía apalabrado el alquiler de un local que me parecía perfecto por su amplitud y por la ubicación en la que se encuentra en la ciudad.
  2. Empecé a contactar con proveedores de todo tipo para obtener las materias primas y los alimentos con los que a mí me interesaba trabajar.
  3. Contacté con una empresa de decoración de espacios interiores, algo que realmente juega una importancia muy grande para tener esa capacidad de llamar la atención que tan interesante es para ganar clientela.
  4. Empecé a realizar entrevistas a distintas personas para que pudieran trabajar en mi negocio. Empecé contratando a tres personas, aunque es verdad que después de unos meses he tenido que ampliar la plantilla.
  5. Finalmente, he tenido que abrir perfiles en distintas redes sociales y contactar con una empresa especializada en marketing digital para la construcción y diseño de mi página web.

Un inicio prometedor 

No ha sido nada fácil ir consiguiendo justo los que quería en cada uno de esos puntos pero, a base de muchos procesos de sacrificio, lo he ido sacando adelante hasta tener a punto todo lo que necesito para que mi negocio esté perfectamente capacitado para dar servicio a todas y cada uno de las personas que decidan depositar su confianza en él. Hace algunos días que se produjo la apertura y, de momento, las cosas están funcionando mucho mejor de lo que me esperaba. Supongo que eso tiene que ver con las dosis de trabajo y esfuerzo que le he dedicado a este proyecto. Y es que esto han convencido de que el éxito no viene sin trabajo. Es una lección que nos da la vida y que debe servirnos para esforzarnos sea cual sea la actividad a la que nos dediquemos.

Bajar la guardia no puede ser nunca una opción. De hecho, es lo que hace que un negocio empiece a funcionar peor de lo que lo hacía previamente. Dicen que los momentos más difíciles para la subsistencia de una empresa son los dos o tres primeros años. Hay mucha gente que trabaja a destajo durante esos momentos pero que luego, una vez que las cosas se han estabilizado, se relaja. Eso es nocivo para una empresa y está claro que se debería mantener la guardia alta en todo momento para tratar de mantener una serie estable de beneficios.

En mi caso, lo de bajar la guardia no va a ser una opción principalmente porque me encanta mi trabajo y eso es lo que hace que siempre esté pensando en cosas que tienen que ver con esto. Por eso es tan importante saber cuáles son las cosas en las que nos gusta trabajar. Si hacemos algo que no nos gusta o que no nos motiva, está claro que vamos a tener muchas cosas en contra a lo largo de nuestra trayectoria. Eso, desde luego, no nos beneficiaría en nada.

Nadie puede saber qué me va a deparar el futuro. Como es lógico, no va a ser lo mismo que me pille una pandemia mundial como la que sufrimos hace algunos años o que todo vaya como de costumbre. La suerte también es un factor que debemos tener en cuenta y que es impredecible. Lo que está claro es que estoy preparado para afrontar lo que venga. Para eso he trabajado tan duramente durante tantos meses. Me siento muy orgulloso de ello y voy a seguir haciendo todo lo posible para que así sea en el futuro.

 

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